Un blog de viajes - Travellerspoint

Las indiscutibles ventajas de desplazarse por tierra

Consumiendo kilómetros en nuestro destino... mientras aprendemos y disfrutamos

Opciones para desplazarse

Cuando viajamos a un país, más allá de la forma que hayamos elegido para llegar al destino (que, al menos en viajes de larga distancia, en la mayoría de las ocasiones va a ser el avión), podremos elegir la forma principal de desplazarnos entre los distintos lugares del destino que vamos a visitar. Habrá ocasiones en las que no se pueda elegir, porque, de nuevo, en aquellos casos en los que las distancias sean grandes (algo que será inevitable en países a partir de un determinado tamaño), no nos quedará más remedio que tomar uno o varios vuelos.

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Pero en otras ocasiones sí es posible elegir, porque la distancia entre los diferentes puntos del viaje no es tan grande. Y además, siempre tendremos la opción de aventurarnos a hacer un desplazamiento realmente largo por tierra (yo lo he hecho, por ejemplo tomando trenes de veinticuatro horas en Rusia y autobuses de doce o quince horas en Argentina y en Australia y la experiencia ha sido realmente buena). Esta entrada está dedicada a intentar ofrecer algunas de las ventajas que en nuestros viajes tiene elegir desplazarse por tierra (entendido esto en sentido amplio, es decir, incluyendo las opciones de utilizar el tren o el autobús público o también el transporte privado, sea conduciendo uno mismo o con un conductor).

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Entender mejor el país

Una de las principales ventajas de desplazarse por tierra es que ayuda a entender y a comprender mejor el país por el que estamos viajando. A diferencia de lo que ocurre cuando viajamos en avión y apenas alcanzamos a atisbar nada a través de la ventanilla (y eso solo si las nubes lo permiten), viajando por tierra podremos contemplar el aspecto que el país tiene, lo limpio o lo sucio que está, las gentes que se pueden encontrar en sus calles, caminos o carreteras, el tipo de medio natural que predomina o incluso el tiempo que hace a lo largo del día en el que nuestro desplazamiento tiene lugar. A veces también es posible obtener pistas de las que son las principales actividades económicas del país, pues con frecuencia es posible ver campos de cultivo, fincas, fábricas, áreas industriales, etc. Por último, desplazarse por tierra también sirve para ser consciente del tamaño que el país tiene y de lo que suponen las distancias dentro de él.

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Apreciar las transiciones

Otra ventaja tangible de hacer los desplazamientos dentro de un país por tierra es el de apreciar las transiciones entre zonas, y es que, por lo general, un país suele dar cabida a diferentes regiones, áreas y ambientes, siendo interesante comprobar cómo se produce el paso entre unas y otras. El paso de una zona llana a otra montañosa suele ser emocionante por la repentina aparición de las primeras estribaciones de las cordilleras montañosas; también reviste interés apreciar cómo va cambiando la vegetación entre dos regiones concretas de un país, y ¿por qué no?, podemos además fijarnos en cómo van cambiando las gentes según recorremos kilómetros. Cuando hice el Transiberiano, recuerdo sentir emoción al atravesar los míticos Montes Urales, que son considerados frontera entre Europa y Asia, y también tener interés por ver cómo se iba desarrollando el cambio paulatino de la población del país, al pasar poco a poco de su área occidental, europea y con predominio de población eslava, a su parte oriental, en la que predomina la población asiática (también, aunque ya más a modo anecdótico, me resultó gracioso atravesar por tierra territorios que tenían distintos husos horarios, cuando el reloj que llevaba conmigo no registraba cambio alguno).

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Disfrutar del paisaje

Y no podemos olvidar lo que supone disfrutar durante el mayor tiempo posible de los paisajes del país. Selvas, desiertos, estepas, llanuras, la taiga o la tundra ofrecen diferentes formas de belleza que, a través de la ventanilla de un tren, un autobús o un coche, podremos disfrutar durante horas. La cosa se puede poner incluso más emocionante si en esa pantalla móvil que tenemos delante de nosotros aparecen otros elementos de la naturaleza como montañas, lagos o vistas parciales del mar. Y ya con más suerte, también puede darse la posibilidad que durante el camino avistemos alguna cascada, los árboles, arbustos y plantas que predominen el país, y algún animal.

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Lo que ocurre dentro del vehículo

Ya en una entrada anterior de este blog se ha hablado sobre las ventajas de viajar en transporte público, pero no por ello debemos de dejar de señalar como una ventaja adicional de viajar por tierra la de ver lo que ocurre dentro del vehículo en el que viajamos. Podremos disfrutar del comportamiento de la gente si se trata de un medio de transporte público, o incluso observar a nuestro conductor si se trata de un transporte privado en el que alguien conduce para nosotros (puede ser interesante observar cómo conduce, qué comentarios hace, etc). Todo ello muy alejado de la frialdad y el ambiente neutro que suele ser habitual en todas las personas cuando viajamos en un avión.

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Publicado por Sergio Gonzalo 14:42 Tagged transporte naturaleza paisajes aprovechar_el_viaje conocer_lo_local durante_el_viaje geografía aprendizaje transporte_público Comentarios (0)

Ideas para disfrutar al máximo un safari

Aprovechar uno de los tipos de experiencia más emocionantes que brindan los viajes

La emoción de la naturaleza en directo

Ver animales en estado salvaje es una de las actividades más emocionantes de las muchas que tienen cabida y que se pueden acometer en un viaje. Los animales de las diferentes selvas del planeta, las bestias de las sabanas africanas o los animales marinos son tal vez lo primero que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en avistamientos de animales salvajes, pero hay mucho más; básicamente, las oportunidades de ver animales salvajes en los distintos ambientes y regiones del mundo son tremendamente amplias y variadas.

Por ilustrarlo con ejemplos, aunque por supuesto en mis viajes he participado de forma planificada e intencionada en safaris en África o en actividades específicas para ver otros animales como tiburones blancos en Sudáfrica o dragones de Komodo en Indonesia, también con frecuencia me ha ocurrido que he podido ver, sin esperarlo -porque ni siquiera estaba haciendo un safari o una actividad destinada a ver animales-, renos en Laponia, ballenas en Groenlandia, leones marinos en Chile, elefantes en la India o wallabies en Australia, entre otros muchos animales. Sencillamente, el viaje nos regala oportunidades de ver animales salvajes en los momentos más insospechados.

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Disfrutar el momento

Mi primera sugerencia sería la de que lo más importante es tratar de disfrutar el momento. Y si escribo esto que puede parecer tan obvio es porque, con mucha más frecuencia de la necesaria (incluso se podría decir que de forma mayoritaria), muchas personas dedican una buena parte del tiempo durante el que están delante de un animal salvaje a tomar fotos o a grabar videos, perdiendo así mucha calidad que el encuentro con un animal puede llegar a tener. Mi recomendación es que solamente se saque la cámara cuando ya llevamos un rato disfrutando del animal, y es que, aunque muchas veces nos pensamos que el encuentro apenas va a durar unos segundos, a veces se prolonga durante varios minutos y hay tiempo para todo. Y si no es así, y el encuentro solo dura unos segundos, es mil veces mejor disfrutar con los cinco sentidos, y con atención, del espectáculo que la naturaleza nos brinda, que tomar fotos o videos que luego disfrutaremos durante el resto de nuestra vida en mucha menor medida de lo que nos imaginamos cuando los estamos realizando.

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Escuchar y aprender de lo que nos cuentan

Aunque, como decía, ver animales salvajes es tremendamente emocionante, las experiencias de avistamiento de animales son mucho más que eso. Y son sobre todo, aprendizaje. Siempre digo que hacer un safari no es ver animales sin más, sino que, con una actitud adecuada, es también comprender la naturaleza y aprender de ella. Lo mejor que podemos hacer cuando hacemos una actividad para ver animales es escuchar y hacer preguntas a los guías que nos acompañen, o al menos a las personas originarias del lugar en el que nos encontremos, ya que ellos conocerán mucho mejor que nosotros a los animales que estamos viendo, su hábitat, sus costumbres, su forma de alimentarse, etc. Con frecuencia, guías en safaris me han mostrado huellas o excrementos de animales, me han explicado en qué momentos del día los animales hacen una u otra cosa, me han contado cómo se relacionan diferentes especies animales etc, derivando todo ello en, como decía antes, un profundo entendimiento de cómo funciona la naturaleza, que es una de las cosas más bonitas que se pueden aprender.

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Los paisajes, el otro espectáculo

La emoción de ver animales en estado salvaje nos puede hacer olvidarnos de otra maravilla que la naturaleza nos puede ofrecer, que no es otra que el paisaje del hábitat en el que los animales desarrollan su vida. Los paisajes de sabana son enormemente bellos, y por supuesto, también tienen su atractivo las selvas, los desiertos, las praderas, etc. En esos ratos en los que estamos viendo menos animales que siempre hay en un safari, una de las mejores cosas que podemos hacer es concentrarnos en disfrutar del paisaje.

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Paciencia y prudencia

Se podría decir que, en los safaris, como en la vida, la paciencia y la prudencia pueden ser las madres de todas las ciencias. Ten siempre en cuenta que la naturaleza sigue sus propios ritmos, no los de los viajeros o turistas, y también, que es caprichosa. Puede que en un safari nos pasemos ratos largos sin ver animales, por lo que se recomienda paciencia. Y por supuesto, prudencia; en más de una ocasión he visto a otros viajeros acercarse demasiado a animales peligrosos, alimentarles sin deber hacerlo, no entender que un animal puede tener miedo de nosotros y reaccionar de forma inesperada, etc. Es muy importante tener prudencia y seguir las recomendaciones que nos den, para evitar que uno de los momentos más emocionantes de nuestras vidas se pueda convertir en uno del que nos arrepintamos.

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Publicado por Sergio Gonzalo 15:37 Tagged animales naturaleza aprovechar_el_viaje durante_el_viaje Comentarios (0)

Disfrutar y aprender de las religiones en los viajes

Descubriendo el fascinante y casi infinito ámbito de las religiones del mundo

La religión, un componente de gran interés en los viajes

Las religiones son un componente de tremendo atractivo en los viajes, por cuanto se trata de una de las expresiones culturales más ricas y sofisticadas que los distintos pueblos del mundo han sido capaces de crear (la religión, además, influye en la cultura de un país, y a la vez es influida por ella).

Si viajamos con mentalidad abierta y con interés por aprender, lo que veamos y hagamos en nuestros viajes en relación a la religión propia de cada lugar que visitamos, nos dejará grandes aprendizajes, así como un mejor entendimiento de cada pueblo de la tierra en particular, y del mundo en su totalidad en general.

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Apreciando el arte de cada religión

Una de las primeras cosas en las que podemos detenernos cuando por ejemplo visitamos templos de otras religiones es en apreciar el arte que suele ser inherente a cada religión. La sobriedad o la exuberancia -depende del estilo- de las catedrales y las iglesias, la austeridad de las sinagogas, las composiciones geométricas de las mezquitas, o las figuras grotescas que es común encontrar en las pagodas, seguramente nos harán disfrutar de lo lindo, más cuanto más diferente sea un templo a aquel que conocemos y que estamos acostumbrados a visitar por ser el propio de la religión de nuestro país. Y esto solo refiriéndonos a las religiones más conocidas del mundo (Cristianismo, Judaísmo, Islam y Budismo); si aún seguimos conociendo otras religiones, las posibilidades que ofrece el arte son, obviamente, mucho mayores (por ejemplo, en mis viajes, además de los cuatro tipos de templos mencionados, he podido visitar otros de religiones como el Hinduísmo, el Sijismo o el Jainismo en la India, el Confucianismo y el Taoísmo en China, el Sintoísmo en Japón, el Zoroastrismo en Irán y en Uzbekistán, el Caodaísmo en Vietnam, la Santería en Cuba, el Chamanismo en Mongolia o el Animismo en varios países africanos, y cada uno de ellos mostraba unos estilos artísticos, figuras y formas representadas, etc, diferentes).

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Entender las cosas dentro de su contexto… y respetar

Más allá de la primera impresión visual, y aún un tanto superficial, a la que accedemos contemplando y apreciando el arte que está presente en cada tipo de templo, un siguiente paso que podemos dar, para profundizar, es el de tratar de entender el contexto de cada religión en general, y de lo que está plasmado en el templo que estamos visitando en particular. Leer (libros, información de Internet, etc) acerca de la religión a la que pertenecen los templos que vamos a visitar en un viaje ayuda a entender muchas cosas, pues de esa forma comprenderemos en mucha mayor medida qué significa cada elemento del templo, qué personajes o figuras están representados en las pinturas y esculturas que lo decoran por fuera y por dentro, cuál es la función de ciertos objetos que podemos encontrar en ellos, para qué se usa cada templo (por ejemplo, en religiones como el Islam o el Budismo, a los templos no se va solamente a rezar o participar en un culto, sino también a leer, estudiar, meditar…), etc. Este es un libro que en su día leí, y que recomiendo.

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Y no hay que olvidar que es muy importante respetar en todo momento tanto las instalaciones del templo como todo aquello que ocurra delante de nosotros, puesto que tenemos que tener en cuenta que cuando visitamos un templo, somos elementos ajenos y extraños, no solo al templo en sí, sino también a las personas que lo frecuentan, y a los cultos que en ellos se desarrollan.

Disfrutar de los momentos especiales

Y si visitar los templos en un momento cualquiera ya resulta fascinante, aún lo es más cuando lo visitamos en un, por así decirlo, momento especial, es decir, cuando en ellos se está desarrollando alguna ceremonia. Por ejemplo, ya de por sí, solamente escuchar la llamada a la oración siempre me ha resultado emocionante, y son momentos que disfruto especialmente. Además de eso, he tenido la oportunidad de presenciar una especie de ceremonia en una pagoda budista de la ciudad vietnamita de Can Tho, de poder ver cómo se desarrollaba una misa dominical en una iglesia de Zimbabwe, de escuchar cómo se desarrollaba un ritual animista en un templo de Ghana, de visitar catedrales ortodoxas en fechas señaladas como las de su Semana Santa, etc. En esos momentos que el viaje nos regala, solo queda olvidarse del reloj y de los planes y disfrutar el momento.

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Comparar entre religiones

Por último, según vamos acumulando bagaje viajero, estaremos en condiciones de saber más sobre varias religiones del mundo, con lo cual podemos comenzar a hacer ejercicios como los de comprobar las diferencias entre unas religiones y otras, las diferencias que una misma religión puede presentar en países distintos, también las similitudes que las religiones pueden llegar a tener a pesar de que en ocasiones dos o más de ellas parecen antagónicas o incluso están enfrentadas, etc. En definitiva, a analizar aspectos que nos parezcan interesantes de las religiones, a reflexionar sobre ellas, etc.

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Publicado por Sergio Gonzalo 10:03 Tagged conocer_lo_local ambientación antes_del_viaje durante_el_viaje culturas aprendizaje religiones Comentarios (0)

Redes sociales de viajeros, ¿para qué pueden servirnos?

Descubriendo las funcionalidades y opciones que ofrecen Travellers Point y Tourist Link

Redes sociales genéricas y específicas

Hoy en día, las redes sociales constituyen un medio de presencia digital, un modo de relación con otras personas y un canal de obtención de información que tiene poco que envidiar a otros medios y canales, tanto tradicionales como también digitales. Veamos cómo se pueden utilizar en el ámbito de los viajes.

Existen redes sociales genéricas, siendo tal vez las más conocidas y utilizadas Instagram, Facebook y X (antiguo Twitter), en las que, por supuesto, es posible divulgar y también obtener contenido viajero. Pero también existen una serie de redes sociales especializadas en la temática viajera y en la que están presentes miles de viajeros de todo el mundo con los que será posible interactuar, aparte de otras muchas funcionalidades y opciones que esas redes sociales ofrecen. A conocer un poco el panorama de redes sociales especializadas en viajes y viajeros es a lo que está dedicada esta nueva entrada del blog.

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Travellers Point, opciones y posibilidades

Travellers Point es la red social de viajeros de la que más he podido indagar y que más he podido utilizar, por lo que será la primera a la que haga referencia. Se trata de una iniciativa lanzada en 2002 por dos hermanos australianos amantes de los viajes, que obviamente ha ido cambiando y evolucionando con el tiempo.

En la actualidad, Travellers Point ofrece las siguientes opciones y funcionalidades: un alojador de foros de viajes en los que puede escribir cualquier miembro de la comunidad -siempre y cuando siga las normas-, una guía de viajes comunitaria en la que los usuarios van añadiendo contenido, la posibilidad de contratar alojamiento a través de la red social (también hay recomendaciones de alojamiento y se pueden comprar otras cosas, como tarjetas telefónicas y seguros de viaje), la opción de compartir fotos (se premian y se difunden las mejores), la opción de interactuar con las publicaciones de otros usuarios, la posibilidad de crear -y por supuesto, mantener- un blog de viajes alojado con ellos, un mapa viajero en el que cada usuario puede registrar los viajes que ha hecho y los lugares que ha visitado (todos ellos se muestran en un vistoso mapa mundial), un planificador de viajes (se pueden planificar paradas, obtener información sobre ellas, etc), la posibilidad de contactar de forma directa y privada con otros usuarios y un contador tanto de la actividad viajera del usuario ( número de viajes hechos, número de países visitados, etc) como de la actividad en la red social (número de entradas de blog, de fotos subidas, de intervenciones en los foros, etc).

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Lo que ofrece Tourist Link

Aunque la conozco en bastante menor medida, he podido constatar que Tourist Link presenta algunas similitudes con Travellers Point, aunque también diferencias. Por no repetir las funcionalidades ya expuestas, me voy a limitar a señalar lo que Travellers Point ofrece pero Tourist Link no, y viceversa.

A diferencia de Travellers Point, Tourist Link no parece contar con foros de viajes, ni con la posibilidad de plasmar los viajes realizados de forma visual en un mapamundi; en cambio, Tourist Link sí -y Travellers Point no- ofrece la posibilidad de contratar o bien viajes completos o bien los servicios de agencias o guías determinados en la propia red (en ese sentido, Tourist Link tiene un toque bastante más comercial). Además, Tourist Link parece mejor preparada para buscar compañeros con los que hacer un viaje o para ofrecerse para enseñar a turistas extranjeros la propia ciudad, y hay “Travel lists” a las que se puede decidir pertenecer. Adicionalmente, en esta red los usuarios aparecen rankeados a partir de su actividad en la red, y es posible hacer recomendaciones de otros usuarios. Otra diferencia significativa -y esto no hace a una ni a otra mejor o peor- es que en Travellers Point la relación entre usuarios se articula siguiéndose unos a otros (alguien puede seguir a una persona sin ser seguido por ella) -como en Instagram o X-, mientras que en Tourist Link se funciona con solicitudes de contacto -como en Facebook-.

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Otros proyectos e iniciativas que han experimentado distinto éxito

Por último, me gustaría destacar que ha habido otros proyectos de red social de viajeros que han tenido suerte desigual. Algunas de ellas han terminado desapareciendo; es el caso de Libertrip o Travbuddy. Otras han sido absorbidas por otras plataformas (es el caso de Wayn, que fue comprada por Last Minute). Y otras han terminado siendo otra cosa, algunas algo parecido a un blog (casos de Los Viajeros, Hero Traveler o Tripatini) y otras apps que ayudan en la planificación de viajes (entre ellas se encuentran Touristeye, Passporter o Tripwolf).

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Publicado por Sergio Gonzalo 14:25 Tagged preparar_el_viaje webs_útiles planificar_con_encanto antes_del_viaje aspectos_prácticos Comentarios (0)

Cuando tenemos un amigo en el destino de viaje

Maximizando las oportunidades y opciones de contar con un amigo en el lugar por el que viajamos

Una aproximación al país de destino… que dependerá del prisma cultural

Es obvio que, cuando tenemos un amigo en el destino por el que vamos a desarrollar nuestro próximo viaje, contaremos con una serie de ventajas a las que difícilmente podríamos acceder de otra forma. Pero, ¿en qué se materializan exactamente esas ventajas, y cómo podemos aprovecharlas mejor?

Para entender bien esas ventajas, hay que comenzar distinguiendo entre dos situaciones bien diferenciadas: que nuestro amigo comparta nuestra misma cultura (el clásico amigo de nuestro país que se ha marchado a vivir fuera), en cuyo caso vamos a acceder a una aproximación al país de destino a través de nuestro mismo prisma cultural, o que nuestro amigo sea originario del lugar que estamos visitando, en cuyo caso la aproximación que nos pueda hacer a su país va a ser más, por así decirlo, “pura” (aunque también “peor traducida” a nuestra propia cultura). También podría darse la situación de que el amigo con el que contemos en el destino no sea ni de nuestro propio país, ni tampoco originario del destino (me ha ocurrido, por ejemplo cuando visité Costa Rica acompañado por un amigo venezolano que vive allí).

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Ayuda con la búsqueda y reserva de alojamiento

Una primera ventaja a la que vamos a acceder es la ayuda que nuestro amigo nos va a poder prestar con el alojamiento. Y no me refiero solamente al hecho de que nos pueda alojar en su casa, algo que por supuesto puede ocurrir (y algo con lo que, por cierto, soy algo escéptico, ya que más allá del evidente ahorro de dinero le veo más inconvenientes que ventajas, aunque ello excede del alcance de esta entrada), sino también porque, sin ese no es el caso, nos puede ayudar a encontrar buenas opciones de alojamiento en una ciudad que obviamente él va a conocer mejor.

Cuando viajé a China en 2016, por ejemplo, un amigo español que allí vivía -y que allí vive en el momento de redactar esta entrada- me dio a conocer una web de reserva de alojamiento online que funcionaba mucho mejor a nivel local que las webs que son más conocidas en Europa (también, él mismo reservó algunos de esos alojamientos utilizando recursos locales y también sirviéndose de amistades que a su vez tenía en distintas partes del país). Además de la ayuda con las reservas online, nuestro amigo en el destino también puede recomendarnos alojamientos en zonas o barrios concretos de la ciudad en la que vive, bien porque presenten ventajas (por ejemplo, de seguridad, o de ubicación), bien por estar cerca del lugar en el que él vive e ir a resultar más cómoda la logística para encontrarnos en los días en los que quedemos para hacer cosas juntos. A continuación, una imagen del logo de Agoda, una web de reserva de alojamiento online especializada en destinos asiáticos.

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Visita a ciudades o barrios no turísticos

Tener un amigo en el destino también puede venir bien para visitar lugares no turísticos. Bien se puede tratar de una ciudad, bien de un barrio; en mi viaje a China de 2016 visité la ciudad de Shijiazhuang, que de ninguna manera hubiera estado en mi itinerario de viaje por el país de otra forma, y que es una buena aproximación a “una ciudad china cualquiera”, en la que sin duda todo es más auténtico que en las ciudades expresamente preparadas para el turismo. De la misma forma, en mi viaje a Costa Rica de 2022, me alojé en el mismo barrio en el que mi amigo vivía, pudiendo conocer cómo es un barrio residencial cualquiera de la ciudad de Heredia. La siguiente imagen es de la ciudad de Shijiazhuang.

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Información sobre los locales

¿Cómo no hablar de todo lo que nuestros amigos presentes en el destino nos pueden contar acerca de la cultura local del país que visitamos? Sencillamente, en esas ocasiones tenemos el privilegio de poder acceder al conocimiento que ellos han adquirido en todo el tiempo que llevan viviendo en el país en cuestión (en los casos en los que he contado con la ayuda de un amigo en mi destino de viaje, se trataba de años). Por ejemplo, en mi viaje a China, mi amigo me contó numerosas cosas sobre los chinos, su modo de vida, sus costumbres, su mentalidad, y también sobre el sistema educativo del país, que él conocía bien al trabajar como profesor. Se trata de un tipo de conocimiento al que no se puede acceder si se viaja sin esa compañía del amigo que vive allí. Lo mismo me ocurrió en el viaje a Costa Rica, donde mi amigo me contó muchos pormenores de la forma de ser y de actuar de los “ticos”.

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Otras ayudas o experiencias

Por último, no hay que olvidar otra serie de ayudas que nuestros amigos en el destino nos pueden prestar, así como otras experiencias que podemos vivir con ellos. Por poner algunos ejemplos, sin duda es una ventaja poder viajar en el coche particular de nuestro amigo -como me ocurrió en Costa Rica-, tanto por aprovechar las ventajas del viaje en coche privado, como por conocer las carreteras del país, además de la mano de los comentarios y explicaciones que nuestro amigo nos pueda ir brindando. En otra ocasión, en una breve estancia en Panamá que acometí con motivo de una escala larga, un amigo que allí tenía no pudo atenderme como le hubiera gustado por motivos de trabajo, pero sí me ayudó a conseguir un taxi que, por un módico precio, me sirvió para visitar algunos lugares interesantes de la ciudad en el breve tiempo en el que ella estuve. Y por último, otra buena experiencia que se puede vivir cuando se tiene un amigo en el destino, es la de quedar para simplemente comer, cenar o dar un paseo, un tiempo en el que seguramente nuestro amigo también nos contará cosas interesantes, además de poderse disfrutar del rato pasado con él (es algo que he hecho con amigos que viven en Buenos Aires y en Arequipa).

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Publicado por Sergio Gonzalo 8:15 Tagged aprovechar_el_viaje durante_el_viaje aprendizaje amigos_en_el_destino Comentarios (0)

Explorando las ventajas de viajar solo... y acompañado

Una cuestión con opiniones para todos los gustos, y beneficios claros en ambas opciones

Viajar solo o acompañado, eterno dilema, y múltiples opiniones

El debate sobre si es mejor viajar solo o acompañado es, tal vez, uno de los más encarnizados entre los grandes aficionados a los viajes, así como uno de los más longevos que se lleva dando desde que el viaje fue concebido como una actividad de ocio (antes, no había discusión, pues cada tipo de viaje -todos ellos por necesidad- se hacía como era posible hacerlo, o como estaba establecido que debía de hacerse).

Existen fervientes defensores de la idea de que viajando solo es como realmente es posible aprovechar e interiorizar bien un viaje, y también fieles creyentes en la idea de que es en grupo como mejor se puede disfrutar y pasarlo bien en un viaje cualquiera. Esta nueva entrada del blog pretende explorar las ventajas e inconvenientes de cada una de las dos opciones, en la medida de lo posible tratando de proponer formas o maneras de maximizar el disfrute y el aprovechamiento del viaje con cada una de las dos alternativas, siempre con el fin de ayudar a tomar esa importante decisión que se plantea en muchos proyectos de viaje.

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Disfrutando de las ventajas de viajar solo

En primer lugar, merece la pena destacar que no cualquier persona es capaz de viajar sola. Existen quienes no se ven capacitados para hacerlo, no tanto por no ser capaces de acometer todas las actividades, tareas y situaciones que un viaje puede plantear, sino más bien por tener gran incertidumbre acerca de cómo podrían darse las cosas en el caso de que “sucediera algo”. También están aquellos que se verían capacitados para viajar solos pero no desean hacerlo principalmente porque ello generaría una opinión negativa entre aquellas personas queridas, que le rodean, o al menos que le conocen. Entre unos y otros, me atrevería a decir que considerablemente menos de la mitad de los aficionados a los viajes hacen con frecuencia, o harían, un viaje en solitario.

Pero, ¿tiene realmente ventajas hacer un viaje solo? En mi opinión sí, y hablo con conocimiento de causa porque he vivido la experiencia en numerosas ocasiones. ¿En qué consisten esos beneficios? Una de las principales ventajas de viajar solo es la completa autonomía y libertad de la que se dispone para decidir acerca de absolutamente todos los aspectos del viaje (qué itinerario seguir, qué hacer en cada uno de los lugares visitados, qué comer y dónde, a qué hora levantarse cada día, etc). Cuando se ha viajado en grupo, especialmente si al menos en alguna ocasión se ha hecho con personas con las que no se congeniaba mucho, se sabrá apreciar la bondad de este beneficio. Un segundo beneficio se da porque, obviamente, cuando estamos solos, y nadie a nuestro lado nos ofrece una conversación, o nos da su propia opinión de lo que está viendo, las posibilidades de observar de manera concentrada y detallada lo que el destino por el que viajamos nos ofrece, son muchos mayores. También se da la situación de que, por lo general, es viajando solos como tendremos más opciones de conversar con las personas locales del lugar por el que viajamos (es inevitable que, por cuestiones de comodidad, si viajamos acompañados lo hagamos mucho más con nuestros compañeros de viaje). Por último, viajar solo ofrece muchas más posibilidades para llevar a cabo actividades que requieren cierta introspección pero que nos ayudan a comprender el destino y a sacar provecho al viaje (me refiero con ello a, por ejemplo, leer sobre el destino mientras viajamos, o tomar notas de lo que nos va deparando el viaje).

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Aprovechando las ventajas de viajar acompañado

Viajar en grupo, sea este más o menos pequeño, es, en cambio, la opción preferida por una amplia mayoría. A pesar de ello, hay ocasiones en las que no siempre se terminan de aprovechar los beneficios que viajar en grupo puede ofrecer, y es por ello que los expondremos también en esta entrada. Otro debate diferente es el de cuál sería el número ideal de personas para formar un grupo de viaje, asunto en el cual no quiero entrar en detalle, aunque no por ello quiero dejar de indicar que, al menos en mi experiencia, cuatro personas es el tamaño máximo recomendado para un grupo.

Uno de los principales beneficios de viajar en grupo radica en la posibilidad de tener una referencia de qué observan, en qué se fijan, o qué llama la atención a otras personas durante el viaje (como todos somos diferentes, tenemos aficiones distintas, o habilidades diversas, podremos darnos cuenta de cómo, lo que se capta y se analiza en un viaje en grupo es más amplio que aquello a lo que se llega cuando se viaja de forma individual). Ello puede -y suele- ir acompañado por un segundo beneficio, que sería el acceso a otras opiniones u otros puntos de vista acerca de aquello que se está viendo o haciendo en un viaje, o sobre cualquier aspecto o rasgo del destino por el que estamos viajando, pudiéndose llegar a generar debates que sin duda van a hacer de la experiencia viajera algo más enriquecedor para todos los componentes del grupo. Y no hay que olvidar los aspectos prácticos, y es que, viajar en grupo tiene ventajas como que los gastos de ciertos componentes del viaje (por ejemplo, viajar en coche de alquiler, tomar un taxi o contratar un tour), y también ciertos esfuerzos (de preparación del viaje, de tareas logísticas y organizativas durante el viaje, de transportar algo mientras viajamos, etc) se pueden repartir entre todos los componentes del grupo, siendo así la carga soportada menor para cada componente individual del colectivo.

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¿Y si combinamos las dos cosas en un mismo viaje?

Y también, claro, existe la posibilidad de combinar el viaje solo y el viaje acompañado durante un mismo viaje. Para ello, bastará dividir un viaje en dos partes y hacer cada una de ellas de una forma diferente, o simplemente prolongar unos días -en el inicio o en el final- un viaje colectivo para disfrutar de una pequeña parte del viaje en solitario. En ese caso, los beneficios de ambas modalidades de viaje se pueden combinar, por ejemplo pudiéndose dedicar el viajero a la observación y el análisis individual del país que visita en los primeros días de un viaje en solitario, para después contrastar las conclusiones a las que ha llegado con aquellas que obtendrán los compañeros de viaje, cuando lleguen y hayan tenido tiempo suficiente para apreciar el aspecto del viaje o del destino de que se trate.

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Publicado por Sergio Gonzalo 6:39 Tagged aprovechar_el_viaje durante_el_viaje Comentarios (0)

Repetir destinos, tan interesante como visitar nuevos

El encanto y el interés de visitar destinos en los que ya hemos estado antes

La elección de repetir destino o visitar uno nuevo

En muchas ocasiones se nos plantea el dilema de si, en nuestros próximos viajes, es más conveniente seguir conociendo países y destinos en los que aún no hemos estado, o si por el contrario merece la pena visitar alguno de los que ya conocemos, bien porque nos apetezca volver, bien porque en él queramos hacer cosas diferentes a las que hicimos en nuestro anterior viaje.

Con frecuencia, tendemos a casi siempre querer visitar destinos nuevos, menospreciando de alguna forma los posibles viajes repetidos a destinos que ya conocemos. Esta entrada pretende ofrecer una visión de las múltiples ventajas que se pueden encontrar cuando repetimos un destino de viaje.

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El encanto de sentir el paso del tiempo

Uno de los principales atractivos de repetir un destino radica en la posibilidad de sentir cómo el paso del tiempo se ha dejado notar en el destino que conocemos de un viaje anterior y que ahora visitamos de nuevo. Obviamente, todo va a depender del tiempo que haya transcurrido desde nuestro anterior viaje al lugar, pero solo con que hayan pasado unos años, seguro que como viajeros podemos experimentar diferencias en el aspecto de algunos lugares, en la gestión que se hace de la ciudad, en la mentalidad de la gente o en el nivel socioeconómico del país. Esto, sin duda, nos ayudará a entender mejor la evolución que el país está experimentando, o el momento histórico en el que se encuentra. En definitiva, a comprenderlo mejor como país.

También es posible que notemos el efecto que el paso del tiempo ha provocado… ¡en nosotros mismos!, ya que puede que se den situaciones como las de que nuestros intereses hayan cambiado, que algo que antes tolerábamos muy bien ahora haya pasado a molestarnos (o al revés), o que nuestra percepción sobre un lugar o un aspecto del mismo haya variado considerablemente. Por último, repitiendo un destino también podemos aprender sobre el propio viaje, ya que nos daremos cuenta de cosas curiosas como por ejemplo no recordar en absoluto haber estado en cierto lugar, porque este no nos suene de nada (cuando seguramente habremos estado si se trata de uno de los principales atractivos de la ciudad) o también recordar un lugar concreto de una manera muy diferente a como en este nuevo viaje lo estamos percibiendo, dejando claro lo selectiva que es la memoria con la vivencias experimentadas en los viajes.

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Lo que nos perdimos en nuestro anterior viaje

Otra gran ventaja de repetir un destino está en la posibilidad de hacer, en el destino que repetimos, cosas nuevas que no pudimos acometer en nuestro anterior viaje. Esto puede deberse a distintos motivos; si no hicimos algo en nuestro anterior viaje puede deberse a que no tuviéramos tiempo (me ha ocurrido en varias ocasiones que he estado demasiado poco tiempo en una ciudad), a que en aquel momento no conociésemos o no nos interesase esa actividad (por ejemplo, a mí el turismo relacionado con la historia del viaje empezó a interesarme a partir de cierto momento), a que alguna circunstancia -eventual, o meteorológica- nos impidiera acometerla o disfrutarla plenamente (por ejemplo en Ciudad del Cabo no pude visitar dos de los principales atractivos de la ciudad por el mal tiempo y por la celebración de un carnaval), o sencillamente, a que en aquel momento la actividad, o el objeto de la misma, no estuviese disponible (por ejemplo, en el destino se puede haber abierto un nuevo museo, o erigido un nuevo monumento).

Incluso si ninguna de las circunstancias anteriores concurre, puede darse el caso de que, ahora, preparando un nuevo viaje a un destino ya conocido, nos informemos de cosas adicionales que podemos hacer en él y obtengamos información interesante, como la de algún nuevo barrio que visitar, un nuevo restaurante en el que comer o una exposición que vaya a estar en la ciudad en el momento de nuestro nuevo viaje.

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Dejando que el viaje nos sorprenda

También, hay que tener en cuenta que cada viaje es diferente, independientemente de que el tiempo haya pasado o no, y de las cosas que intentemos hacer en el destino. Hay que tener en cuenta que un mismo viaje (de una misma persona, por un mismo lugar) ya sería diferente con que solamente todo transcurriese un minuto después, ya que las vivencias que se podrían experimentar serían diferentes. Por ello, no hay que dudar de la capacidad del viaje para sorprendernos por mucho que estemos repitiendo destino.

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Combinar un destino conocido con otros nuevos

Por último, nunca hay que olvidar que… no todo es blanco o negro, y la visita a un destino que ya conocemos perfectamente puede ir acompañada por la visita a lugares nuevos para nosotros, que no conocemos. Si se trata de un país grande, podemos sencillamente elegir nuevas ciudades que visitar, aparte de las que ya conocemos. Si se trata de un país pequeño, la nueva visita se puede combinar con la de alguno de los países vecinos, avanzándose en ese segundo caso en lo que sería el mejor conocimiento y entendimiento de la región.

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Publicado por Sergio Gonzalo 7:38 Tagged destinos aprovechar_el_viaje preparar_el_viaje durante_el_viaje Comentarios (0)

Integrándonos con la gente local del país que visitamos

Formas de vivir experiencias auténticas que nos acerquen a la cultura local

Intentando vivir una experiencia lo más auténtica posible

Cuando viajamos, especialmente aquellas personas que tenemos el conocimiento de otras culturas como uno de los principales objetivos en nuestros viajes, solemos querer integrarnos lo máximo posible con la gente originaria del país que visitamos, así como vivir experiencias lo más auténticas posibles.

Sin embargo, no siempre actuamos en consecuencia, y de hecho, nuestro comportamiento como turistas o viajeros en muchas ocasiones no solo no nos acerca, sino que nos aleja de ese componente de autenticidad que cualquier vivencia o momento de un viaje puede llegar a tener. En esta entrada vamos a explorar algunas opciones para, en la medida de lo posible, conseguir esa integración y esa autenticidad que son deseables en cualquier viaje.

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El empleo del tiempo en nuestros viajes

Antes de nada, es importante tener en cuenta que, cuando viajamos, siempre vamos a poder conseguir un conocimiento muy, muy limitado de la cultura a la que estamos visitando. Esto es así, no solo porque las diferencias culturales sean rasgos adquiridos durante períodos de tiempo prolongados (generalmente, toda una vida) que difícilmente vamos a poder tener en un viaje, sino también porque nosotros mismos contamos con sesgos culturales derivados de nuestra cultura que nos van a complicar la tarea de entender plenamente a otras culturas, y porque entre nosotros, como viajeros, y la gente local, se va inevitablemente a levantar una barrera que es, no difícil, sino imposible de eliminar.

En cualquier caso, una de las primeras cosas que tenemos que tener en cuenta es que, en cuanto al empleo del tiempo, los locales emplean muy poco de su tiempo en hacer las actividades propias de un viajero o turista, esto es, visitar los principales atractivos o lugares de interés del lugar. Por supuesto, todos queremos visitar los monumentos y atractivos de los lugares que visitamos, pero una de las primeras cosas que podemos hacer es destinar parte del tiempo de un viaje (¿un rato al día?, ¿un día completo cada varios días?) a hacer otras cosas. Es cierto que a veces da rabia dejarse sin ver uno de los atractivos que vienen en nuestro libro – guía, o del que nos han hablado, pero, por ejemplo, si estamos en Vietnam, ver la décima, o la vigésima pagoda puede aportarnos menos que tratar de vivir una experiencia que nos acerque más a la cultura local.

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Los lugares que los locales frecuentan en su vida cotidiana

Si se divide la vida de los locales en tres esferas (la profesional o laboral, la familiar o privada y la social o pública), es razonable pensar que a la primera será difícil acceder salvo que vayamos a otro país a trabajar, y que en la segunda también rara vez podremos entrar salvo que desde antes del viaje conozcamos personalmente a alguna persona local, de forma que podamos pasar tiempo en su casa. Por tanto, parece lógico plantear que es en la vida social o pública de los locales donde el viajero más se podrá centrar para tratar de tener experiencias auténticas.

En otras entradas de este blog ya he hablado de los espacios públicos y cotidianos, y retomamos aquí las ideas de que viajar en transporte público local en vez de en transportes privados o colectivos pero compartidos con otros viajeros o turistas, comer en restaurantes que nos parezcan adecuados a pie de calle -más si vemos a gente local comiendo- en vez de ir a los restaurantes recomendados en los libros-guía, comprar en mercados locales en vez de en supermercados o en centros comerciales o pasar tiempo donde los locales emplean su tiempo de ocio -por ejemplo, en parques- en vez de en lugares en los que se congregan los turistas, son pasos que nos acercan a esa vivencia de tener experiencias auténticas. Otra buena idea puede ser tratar de vivir una experiencia completa de ocio de los locales, por ejemplo, ver un partido de algún deporte popular en el país, o asistir al teatro, aunque haya que emplear varias horas de nuestro viaje en ello dejando de hacer otras cosas.

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Tratando de huir de las experiencias banales

Sí creo que es importante huir de las experiencias un tanto banales. Por ejemplo, no por cenar vestidos con una chilaba en el crucero por el Nilo de nuestro viaje a Egipto nos vamos a acercar más al conocimiento de los egipcios, como tampoco dormir en una yurta en la que una familia local nos sirve como nos podría servir el personal de un hotel nos va a hacer sentirnos mucho más mongoles. En general, diría que es recomendable tratar de no participar en actividades de las que no conozcamos lo suficiente el contexto, o en las que no contemos con el bagaje necesario -que sí tienen los locales- para disfrutar o entender plenamente la actividad de que se trate (pueden ser ejemplos de esas actividades en las que es mejor no participar las fiestas, las ceremonias religiosas, las celebraciones de índole social o cultural, etc), y ello, no solo porque apenas vayamos a poder entender nada, ni a sentirnos como la gente local, sino también porque en cierto modo estaremos dejando de respetar el normal desarrollo de la actividad de que se trate, y puede que incluso molestando a las personas que están participando en ella.

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La actitud que adoptamos, suele ser la clave

Por último, es muy importante entender que es de tremenda relevancia la actitud que adoptemos en cualquier cosa en la que participemos en un viaje. Por lo general, las personas locales siempre van perfectamente a saber que nosotros somos extranjeros, y si no lo saben por nuestro aspecto, lo descubrirán en cuanto abramos la boca para decir algo. Y ahí, claro, es cuando la experiencia puede empezar a dejar de ser auténtica. Una actitud de meros observadores pasivos sin duda aumentará la autenticidad de cualquier actividad que tengamos delante de nuestros ojos, y en cambio, una actitud de participación activa seguramente estará comenzando a alejar cada situación de la manera en la que se desarrollaría en caso de no estar nosotros presentes.

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Publicado por Sergio Gonzalo 17:25 Tagged gentes aprovechar_el_viaje conocer_lo_local ambientación durante_el_viaje culturas aprendizaje Comentarios (0)

Opciones, posibilidades e ideas para el tema del alojamiento

Buscar un hotel para nuestro próximo viaje puede convertirse en una experiencia de lo más interesante

Muchas más opciones de las que parece inicialmente

Cuando ya tenemos los vuelos de nuestro próximo viaje comprados, e incluso cuando, más tarde, hemos elaborado el itinerario que vamos a seguir, llega el momento de buscar los alojamientos que vamos a utilizar en cada una de las ciudades o lugares por los que nuestro viaje se va a desarrollar. Aunque en muchas ocasiones revestimos a esa tarea con la pátina de la gestión no demasiado interesante, cuando no de tarea burocrática, en realidad se trata de un proceso que puede ser mucho más interesante de lo que parece, y que va a influir en nuestro viaje tal vez más de lo que en un momento inicial podemos pensar.

A explorar todas las opciones con las que contamos para obtener un alojamiento, evaluando las ventajas e inconvenientes de todas ellas, es a lo que está dedicada esta nueva entrada del blog. Se trata de opciones numerosas, variadas y diferentes entre sí.

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Variedad dentro del concepto de hotel

Lo primero que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en buscar alojamiento es la palabra “hotel”. Pero dentro de ese concepto, hay mucha mucha variabilidad. Por mencionar un par de opciones que pueden hacer que una estancia en un hotel pueda ser diferente, se puede apostar por los hoteles boutique, que son hoteles por lo general de tamaño pequeño -apenas cuentan con unas pocas habitaciones, lo que suele derivar en un mejor servicio- que además se distinguen de otros hoteles por su decoración, por su ubicación, o por algún otro motivo que los hace singulares. Suelen constituir una buena forma de experimentar una experiencia genuina. Y también lo es probar con algún hotel con etiqueta especial -obviamente, si el presupuesto da para ello-, y con eso no me refiero precisamente a hoteles de cinco estrellas -pues estos son, en muchos casos, un tanto banales, e iguales o muy parecidos en todas las ciudades del mundo-, sino a conceptos como el de Parador Nacional en España, que por lo general ocupan lugares históricos -antiguos castillos, palacios, monasterios, etc- o cuentan con emplazamientos privilegiados, haciendo también que sea posible vivir una experiencia realmente diferente.

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Otros tipos de alojamiento de índole comercial

Además de los hoteles, hay otros tipos de alojamiento de lo que sería, digamos, una tipología comercial, es decir, negocios establecidos expresamente para ofrecer alojamiento y ganar dinero con ello. Una primera alternativa vendría dada por los hostales y los pensiones, que si bien cuentan con muchas características en común con los hoteles, empiezan a introducir en una experiencia más auténtica por cuanto muchas veces se encuentran en portales y edificios en los que vive más gente, gente local, acercándonos un poco más a lo que sería la experiencia de vivir en la ciudad. Esto sucede aún en mayor medida con los apartamentos, en los que además contaremos con cocina, lavadora, y otras estancias y equipamientos propios de una casa, dándonos opciones de ahorrar dinero en restauración y lavandería. También están los albergues, a los que, en contra de lo que muchas veces se piensa, puede ir quien quiera, y no solo gente joven (la gente que está por encima de una determinada edad suele, eso sí, tener que pagar más que los jóvenes), y en los que es posible disfrutar de espacios comunes (sala de lectura, sala de juegos, bar, etc) y establecer una relación con otros viajeros que no se suele dar cuando vamos a otro tipo de alojamiento. También quería mencionar las opciones de alojamiento más relacionadas con la naturaleza, como los campings, en los que las ventajas vienen dadas por ese contacto directo con el medio natural en el que el camping esté ubicado, que puede hacer que la estancia en un lugar sea diferente y puede que inolvidable.

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Alojarse en la casa de una persona, o en el seno de una comunidad

Pero, si he decidido etiquetar a todos los tipos de alojamiento incluidos en los dos epígrafes anteriores con la etiqueta de “comercial”, es porque hay otras opciones de alojamiento en las que se convive con otra persona, con una familia, o con una comunidad. En algunos de mis viajes he probado la opción de alojarme en una casa particular (lo he hecho, en Croacia -donde es muy común hacerlo, e incluso hay personas que reciben a los viajeros en las estaciones de autobús para ofrecerles una habitación en su casa-, en Cuba, o en Zimbabue-. La autenticidad de la experiencia viene dada por esa convivencia con una persona o una familia del país, pudiéndose aprender sobre su modo de vida, sus costumbres, o la forma en la que tienen decorada la casa. Si además se tiene suerte con el anfitrión, la experiencia puede ser maravillosa (por ejemplo, en mi estancia en Masvingo, Zimbabue, me ocurrió que la familia que me recibió en su casa era muy agradable y, todas las noches, después de la cena, se desarrollaba una larga sobremesa en la que compartíamos experiencias y unos aprendíamos de otros).

Además, aunque yo no la he probado, estaría la opción de vivir con una comunidad, como ocurre por ejemplo en las opciones de alojamiento en un monasterio.

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Acerca de la ubicación del alojamiento

No quería terminar la entrada sin hacer un último apunte acerca de otro tema importante, el de la ubicación del alojamiento que vayamos a utilizar. En este sentido, aunque la tentación es la de elegir un alojamiento lo más cerca posible del centro, buscando la comodidad, elegir otros emplazamientos puede ser interesante. Por ejemplo, tener el alojamiento en un barrio residencial algo más alejado del centro puede acercarnos más a conocer la realidad cotidiana del lugar en el que estamos, y además, los desplazamientos en transporte público hasta el centro pueden dejarnos conocer esa otra realidad que nos muestran ese tipo de vehículos. También puede darse el caso de que en una gran ciudad haya barrios interesantes, o con una personalidad marcada, alejados del centro, de forma que alojarnos en ellos también nos vaya a proporcionar una buena experiencia.

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Publicado por Sergio Gonzalo 18:48 Tagged alojamiento preparar_el_viaje planificar_con_encanto antes_del_viaje aspectos_prácticos Comentarios (0)

Persiguiendo las huellas de la historia de la exploración

Documentarse acerca de la historia del viaje y de la exploración, y disfrutarlo en el propio viaje

La apasionante historia del viaje y la exploración

Viajar es, hoy en día, muy fácil; basta con tener el dinero y el tiempo suficiente para acometer un viaje, y prácticamente no hay lugar en el mundo al que no se pueda viajar de forma cómoda, salvo, obviamente, en el caso de los países que por unos u otros motivos presentan problemas de seguridad, o salvo que de forma voluntaria se opte por el viaje de aventura a lugares remotos e inhóspitos del interior de alguno de los grandes parajes salvajes de la Tierra (el Amazonas, el Ártico, etc).

Pero en el pasado, las cosas fueron muy diferentes. Viajes que hoy resultan cómodos a destinos como China, los países sudamericanos, los países del interior de África o incluso Oriente Próximo, constituían auténticas epopeyas para las que había que armarse de recursos y, sobre todo, de arrojo y de valor, puesto que la suerte que se podía correr en el transcurso del viaje era muy dispar. Conocer sobre esos viajes del pasado, y ambientarse en ellos, cuando vamos a acometer un viaje hoy en día -o durante el propio viaje-, es una buena forma de saber lo que costaba llegar a nuestro próximo destino en el pasado, de darse cuenta del privilegio que tenemos hoy en día por poder viajar a él de forma tan sencilla o de conocer cómo era ese lugar unos siglos atrás.

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Distintas posibilidades en diferentes lugares del mundo

Obviamente, dependiendo del lugar del mundo al que viajemos, las posibilidades de hacer cosas relacionadas con la historia del viaje serán diferentes. Por ejemplo, si viajamos a la Asia, por así llamarla, interior (Turquía, Irán, Asia Central, China, etc), la antigua Ruta de la Seda o los viajes de Marco Polo serán excelentes hilos conductores de cuanto queramos hacer o saber en relación a la historia del viaje. Si viajamos a América, la historia de la exploración por parte de distintos países europeos (España, Portugal, Inglaterra, Francia, etc) en aquel continente se erigirá en el auténtico protagonista. En África ese papel lo puede asumir la historia de la exploración del interior del continente en la búsqueda de fuentes del río Nilo, así como de otros accidentes geográficos y de pueblos míticos. También en Oceanía hay un pasado de viaje y exploración esplendoroso, con las expediciones de James Cook o Abel Tasman o la exploración del interior de Australia. E incluso si no salimos del continente europeo, especialmente si visitamos latitudes altas, podremos deleitarnos con la historia de las expediciones árticas y de la navegación polar llevadas a cabo por los Nansen, Amundsen, etc.

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Antes del viaje, lectura, documentación y aprendizaje

Antes de que comience el viaje, lo mejor que podemos hacer es leer y documentarnos. Las líneas temáticas arriba expuestas (Ruta de la Seda, exploración de América, navegación polar, etc) son solo algunos de los componentes -aunque sean los principales- de la historia del viaje. Pero lo mejor que se puede hacer es interesarse por la historia del viaje en el país concreto que vamos a visitar. De la búsqueda de información, generación de documentación, lectura, etc, seguro que van a salir un buen puñado de nombres, sean de puntos concretos a visitar o de protagonistas de la exploración inicial del lugar que nos van a hacer aprender sobre la marcha, así como darnos materia prima de cosas a hacer en nuestro viaje en relación a la historia de la exploración. Esta es una maqueta del Fram, el barco que sirvió a las exploraciones polares de Nansen y de Amundsen.

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Durante el viaje, visita de lugares icónicos o de monumentos

Sirviéndonos de todo el material que hayamos podido generar antes del viaje, durante el mismo ya solo nos va a quedar disfrutar. Algo sencillo que se puede hacer es, sencillamente, cuando estamos en un lugar que constituye un hito o un icono en la historia del viaje, evocar tiempos pasados. Lo hice hace poco en el Lago Victoria, en Tanzania, donde me puse a traer al presente, recordándola, la historia del descubrimiento y exploración de ese lago, y aquellos tiempos en los que Richard F. Burton, John H. Speke o David Livingstone anduvieron por aquellos lares en la búsqueda de lo que ellos creían que eran las fuentes del Nilo. También lo hice en Tromso (Noruega), ya que esa ciudad era la última escala que acometían las grandes expediciones polares, y también cuando visité el interior de Australia, recordando las hazañas de John McDouall Stuart en la exploración de ese vasto territorio hasta entonces ignoto.

Más allá del recurso de la evocación, otras veces, sin embargo, hay museos o monumentos que permiten tangibilizar lo que nuestra imaginación pone de su parte (por ejemplo, recuerdo haber visto un monumento dedicado a Marco Polo en Ulan Bator -Mongolia- y otro erigido en homenaje a Vasco da Gama en el Cabo de Buena Esperanza -Mongolia-, o también un museo dedicado a la exploración polar en Tromso). A continuación, una imagen del médico y explorador David Livingstone.

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La visita a los lugares de origen de los grandes viajeros y exploradores

Y además de visitar los lugares por los que esos viajeros y exploradores desarrollaron sus hazañas, si somos amantes de la historia del viaje, también podemos visitar sus lugares de origen (por lo general, esos lugares de los que son originarios estos héroes, les suelen rendir un merecido tributo en forma de placas conmemorativas, monumentos, casas-museo, etc). Sin ir más lejos, en España, en concreto en Extremadura, es posible hacer turismo relacionado con la historia del viaje en Trujillo (pueblo natal de Francisco Pizarro y Francisco de Orellana), en Medellín (lugar originario de Hernán Cortés) o en Jerez de los Caballeros (cuna de Vasco Nuñez de Balboa). Y también se pueden hacer viajes temáticos en la Tánger de Ibn Battuta, en la Oslo de Amundsen y Nansen, en la Génova de Cristóbal Colón o en la Middlesbrough de James Cook, entre otras muchas opciones. Esta es la casa natal de Pizarro en Trujillo.

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Publicado por Sergio Gonzalo 6:30 Tagged ambientación planificar_con_encanto antes_del_viaje durante_el_viaje geografía aprendizaje historia_del_viaje Comentarios (0)

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